sábado, 1 de octubre de 2016

Otro paseo con Finn Herman

Graciela Repún y Beatriz Ortiz dictaron un curso breve sobre libro álbum en el Instituto Summa, Caballito, Buenos Aires.  Ahí, Finn Herman se devoró mi atención. Te cuento por qué.








El primer «¡Ñam!» de esta historia escrita por Mats Letén e ilustrada por Hanne Bartholin me ubicó de inmediato en una clave humorística irresistible. El juego que desde la rústica de la edición se establece entre páginas más angostas y páginas desplegables no hizo más que reforzar el efecto lúdico. Sin embargo, en el curso surgió cierta polémica porque Beatriz Ortiz recordó que el libro álbum del cocodrilo hambriento fue rechazado en la selección de textos hecha por el Ministerio de Educación. Finn Herman no pudo entrar en la escuela porque algunos consideraron que era un libro «violento».

Graciela Repún observó, entonces, que entre Finn Herman y Mi gatito es el más bestia ―otro valiosísimo libro álbum que nadie dudaría en recomendar― hay un recurso narrativo compartido: ninguno de los dos dueños reconoce el tipo de mascota que posee, y eso desencadena la distancia, la peripecia jocosa y la risa.

Salí con Finn Herman en el ojal, dispuesta a indagar un poco más sobre esas tensiones. Así llegué a ciertos artículos en donde Hanne Bartholin relata su proceso de trabajo con el libro. En una entrevista hecha por Steffen Larsen en 2002, cuando ella recién había recibido el Premio Ilustrador del Ministerio de Cultura de Dinamarca, Bartholin reconoce:

Originalmente había inventado una ilustración final en la que todos juntos […] tenían una fiesta dentro de la panza de Finn Herman, pero a Mats no le pareció bien. Se quedó absolutamente callado al teléfono, y después tuvo que ir a recostarse.
Pero yo seguía sin poder soportar que el relato terminara de esa manera, ¡así, no quería publicarlo para nada! Eso fue una verdadera crisis. Entonces le dije que tenía la idea de dibujar al final un set de hágalo-usted-mismo, con tijeras, aguja e hilo. Flemming  [de la editorial Gyldendal] me llevó hasta lo de Mats, en Jutlandia, y hablamos un día entero, hasta que nos pusimos de acuerdo. De hecho, hoy Mats está muy contento ―también por el final―. Y yo también estoy contenta por ese acuerdo. Me gusta que no sea alguien externo, sino que sea el propio niño, que recibe algunas herramientas, quien puede hacer algo al respecto. Es una acción integrada.

Por lo visto, la resolución de los dilemas que planteaba el proyecto implicó un intercambio comprometido entre el autor del texto ―que también es ilustrador―, la ilustradora y los editores. Un círculo virtuoso que, como el propio cocodrilo Finn Herman, continúa expandiéndose... ¡Y nada menos que entre los lectores chinos!, quienes en agosto de 2016 le otorgaron un nuevo galardón, el Premio Internacional de Literatura Infantil Chen Bochui, por su obra de ilustración reunida, en la que Finn Herman ha tenido un peso espacial, ya que lleva vendidos cerca de 40 000 ejemplares.

Tapa de la edición china

Fuente citada:


Larsen, Steffen, «Dulce y ácida. Entrevista con Hanne Bartholin», en Bogmarkedet, año 148, N.° 4/5, 2002, págs. 23-25. Traducción de Beatriz Petersen. Disponible en danés en https://bogmarkedet.dk/artikel/s%C3%B8d-og-syrlig-tegner-hanne-bartholin. Última consulta 27/9/2016.

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Si te interesa, podés leer la entrevista completa a Hanne Bartholin hecha por Steffen Larsen. Es deliciosa. ¡Ñam!
  

También podés acceder a un artículo escrito por la mismísima Hanne Bartholin sobre sus procedimientos de trabajo, además de alguna clave extra acerca de Finn Herman.