domingo, 15 de abril de 2018

Vuelta al universo en 19 poemas




El poeta Nicanor Parra nos regalaba la luna. Juan Lima nos convida un universo. Viene en formato libro impreso, pero no se confíen, porque parece ser un dispositivo einsteniano: el espacio se pliega (y no solo en páginas), el tiempo es relativo y la semiosis puede ser infinita. Me pongo la escafandra y salgo piloteando en mi nave lectora. Aquí, unas notas del cuaderno de bitácora.








Perplejidad I


Palabras, imágenes y diseño construyen un cosmos ficcional de múltiples dimensiones. Con respecto a la dimensión literaria, el poeta utiliza una emulsión entre lenguaje coloquial y lenguaje científico. A veces, expresiones de la oralidad cotidiana arman un plasma en el que, de pronto, sobresalen un término o una cifra venidas del pensamiento formal. Otras veces, encontramos paradojas, experimentos, conjeturas y definiciones reelaboradas poéticamente. El efecto desacralizador que esto promueve permite crear un estado de percepción lúdico que desarma los compartimentos en que tradicionalmente se catalogan los saberes.

La dimensión visual también opera por descontextualización. El trabajo con planos muy detallados altera la perspectiva, de modo que la relación habitual que los elementos fotografiados mantienen con el entorno queda suspendida. Como no los reconocemos o los vemos de otra manera, el extrañamiento inaugura múltiples posibilidades creativas. Una pieza diminuta puede convertirse en un planeta; un elemento coloquial, como una servilleta de papel, puede sugerir con su textura el infinito intergaláctico. En Astronomía poética, la fotografía se desprende jubilosamente del lastre documental para abrirse al juego y dar forma a un mundo imaginario.

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Perplejidad II


Economía en el uso de los signos de puntuación. Este rasgo no es exclusivo de Astronomía poética, también podemos encontrarlo en poemarios anteriores. Sin embargo, en esta oportunidad el gesto minimalista favorece una cierta indeterminación que se evidencia, fundamentalmente, cuando experimentamos con la lectura en voz alta. La entonación y la respiración no están demarcadas inflexiblemente, sino que dejan espacio para la vacilación. Así, un mismo poema escrito puede resultar en varios poemas orales, según la manera en que cada lector reconstruya la textualidad.

Perplejidad III


En el universo que exploramos las páginas están sin numerar. Para orientarnos, propongo hacer un mapeo provisorio y distinguir tres galaxias separadas por dobles páginas gráficas: la primera galaxia está integrada por siete poemas; la segunda reúne once poemas; la última tiene un solo texto. En la segunda galaxia de poemas, hay uno que, por la recepción que ha tenido en las redes, da pie para hablar del «Yo lírico». Dice:

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Aunque haya quien se tiente, el poema no es una invitación para confesarle a Juan Lima (digo, al artista con quien podemos conversar en jornadas como las organizadas por Jitanjáfora, por ejemplo) nuestras preferencias en materia de tostadas, porque el poema constituye una creación literaria y quien enuncia representa una instancia del discurso que por convención denominamos «Yo lírico».

Mencionamos que el último poema se sostiene solo en el espacio, como un epílogo. Desde un gran angular vuelve sobre el hombre, sobre la extrañeza, la imparidad del hombre en el universo. Se trata de una concepción crítica pero empática. Me quedo pensando, ¿qué tipo de «Yo lírico» puede sostener esa mirada extrañada y entrañablemente compasiva a la vez?



Ficha

Título: Astronomía poética
Texto, imágenes, diseño: Juan Lima
Editorial: Calibroscopio
Año: 2018


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