El poeta Nicanor Parra nos regalaba la luna. Juan Lima nos convida un universo. Viene en formato libro impreso, pero no se confíen, porque parece ser un dispositivo einsteniano: el espacio se pliega (y no solo en páginas), el tiempo es relativo y la semiosis puede ser infinita.
Perplejidad I
Palabras, imágenes y diseño construyen un cosmos ficcional de
múltiples dimensiones. Con respecto a la dimensión literaria, el poeta utiliza
una emulsión entre lenguaje coloquial y lenguaje científico. A veces, expresiones
de la oralidad cotidiana arman un plasma en el que, de pronto, sobresalen un
término o una cifra venidas del pensamiento formal. Otras veces, encontramos
paradojas, experimentos, conjeturas y definiciones reelaboradas poéticamente. El
efecto desacralizador que esto promueve permite crear un estado de percepción lúdico que desarma los compartimentos en que tradicionalmente se catalogan los saberes.
La dimensión visual también opera por descontextualización.
El trabajo con planos muy detallados altera la perspectiva, de modo que la
relación habitual que los elementos fotografiados mantienen con el entorno
queda suspendida. Como no los reconocemos o los vemos de otra manera, el
extrañamiento inaugura múltiples posibilidades creativas. Una pieza diminuta
puede convertirse en un planeta; un elemento coloquial, como una servilleta de
papel, puede sugerir con su textura el infinito intergaláctico. En Astronomía poética, la fotografía se
desprende jubilosamente del lastre documental para abrirse al juego y dar forma a un mundo
imaginario.
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Perplejidad II
Economía en el uso de los signos de puntuación. Este rasgo
no es exclusivo de Astronomía poética, también podemos encontrarlo en
poemarios anteriores. Sin embargo, en esta oportunidad el gesto minimalista favorece una
cierta indeterminación que se evidencia, fundamentalmente, cuando experimentamos con la lectura en voz alta. La entonación y la respiración no están demarcadas
inflexiblemente, sino que dejan espacio para la vacilación. Así, un mismo poema escrito puede
resultar en varios poemas orales, según la manera en que cada lector reconstruya
la textualidad.
Perplejidad III
En el universo que exploramos las páginas están sin numerar.
Para orientarnos, propongo hacer un mapeo provisorio y distinguir tres galaxias separadas por dobles
páginas gráficas: la primera galaxia está integrada por siete poemas; la
segunda reúne once poemas; la última tiene un solo texto. En la segunda galaxia de poemas, hay uno que, por la recepción que ha tenido en las redes, da pie para
hablar del «Yo lírico». Dice:
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Aunque haya quien se tiente, el poema no es una invitación para confesarle a Juan Lima (digo, al artista con quien podemos conversar en jornadas como las organizadas por
Jitanjáfora, por ejemplo) nuestras preferencias en materia de
tostadas, porque el poema constituye una creación literaria y quien enuncia representa una
instancia del discurso que por convención denominamos «Yo lírico».
Mencionamos que el último poema se sostiene solo en el espacio, como un epílogo. Desde un
gran angular vuelve sobre el hombre, sobre la extrañeza, la imparidad
del hombre en el universo. Se trata de una concepción crítica pero empática. Me
quedo pensando, ¿qué tipo de «Yo lírico» puede sostener esa mirada extrañada y
entrañablemente compasiva a la vez?
Ficha
Título: Astronomía poética
Texto, imágenes, diseño: Juan Lima
Editorial: Calibroscopio
Año: 2018
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