lunes, 5 de septiembre de 2016

Leer en un mundo digital

Mireia Manresa, licenciada en Filología Catalana y doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura por la Universidad Autónoma de Barcelona, ofreció una conferencia sobre sobre hábitos de lectura y formación de lectores literarios en la era digital. Su trabajo integra la línea de investigaciones que realiza el grupo GRETEL, coordinado por María Teresa Colomer. En esta entrada comparto algunas notas que tomé durante el encuentro que se llevó a cabo en La Nube, el jueves 11 de agosto, en articulación con el área de literatura para niños de la UNSAM. 


¿Qué implica formar lectores literarios en una cultura cada vez más digitalizada? Al respecto, Mireia Manresa identifica dos ejes: el primero está relacionado con el progreso en las competencias lectoras que permiten acceder e interpretar todo tipo de textos; el segundo, con la incorporación de la lectura como hábito personal. Esta última línea de exploración trasciende al lector implícito supuesto en los textos y pone al lector empírico en el centro. Así, la pregunta por lo que deberían leer los niños se transforma en una indagación por las lecturas que efectivamente realizan y las diversas maneras en que lo hacen.

Este giro en la mirada explica la relevancia que tiene considerar las innovaciones tecnológicas y su impacto en la cultura lectora. ¿En qué afectan las tecnologías la lectura literaria? Según Manresa, las transformaciones acontecidas en la llamada «era digital» impactan en tres ámbitos: los productos literarios (literatura digitalizada y literatura digital); las habilidades y estrategias lectoras,  y las prácticas lectoras, es decir, la relación del lector con la lectura literaria.


La conferencia se orientó, entonces, a divulgar los resultados de un trabajo investigativo focalizado en el ámbito de las prácticas de lectura literaria en red de adolescentes, en particular, la dimensión interactiva, puesto que, según Manresa, la socialización es el punto más tocado por la digitalización.
 
El análisis descriptivo del corpus, formado por blogs literarios gestionados por adolescentes de entre 11 y 18 años, ofrece algunas pistas sobre nuevas prácticas de lectura literaria: actualización constante, multiplicación de recursos usados para hablar sobre libros, conciencia de ser referentes y de pertenecer a una comunidad lectora, tendencia al coleccionismo (por ejemplo, retos vinculados con la cantidad de libros leídos), aproximación lúdica a la lectura, importancia de la imagen. ¿Qué lector configuran estas prácticas? Para Mireia Manresa, está surgiendo un perfil de lector voraz, informado, estratégico, que consume en comunidades y ocupa un rol como dinamizador y promotor de lectura.

Si pensamos en la formación escolar de lectores literarios, ¿cuáles serían algunas de las líneas a incorporar en la escuela? La especialista considera que es fundamental reforzar la lectura como práctica social en la escuela, recuperar la lectura en comunidad, propiciar que los niños y los jóvenes asuman un rol como promotores de lectura entre sus pares, y ayudar a expresar la propia experiencia de la lectura mediante la enseñanza de un metalenguaje y de criterios de valoración. Asimismo, es importante diversificar los materiales, propiciar el deseo de leer a través de estrategias que fomenten un vínculo entre el lector y el libro, armar itinerarios de lectura con complejidad creciente y, fundamental y enfáticamente, es imprescindible que el sistema se comprometa con estrategias a largo plazo: descubrir y mantener la formación de hábitos lectores como prioridad.


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