martes, 2 de agosto de 2016

Entrevista a Chris Riddell: la ilustración en La joven durmiente y el huso


El sitio de los premios Carnegie y Kate Greenaway publicó una entrevista a Chris Riddell, autor de muchísimos libros para chicos e ilustrador de otros tantos, entre los que se encuentra La joven durmiente…, de Neil Gaiman. Comparto el video y la transcripción traducida al castellano, para que puedan aprovechar los conceptos de este talentoso artista.

Chris Riddell es un artista polifacético, que se mueve muy bien tanto en la ilustración como en el humor gráfico. En esta oportunidad, lo rescatamos por su trabajo en La joven durmiente y el huso, libro de Neil Gaiman que te presentamos en una entrada anterior de este blog. Seleccioné este reportaje porque aporta información relevante para comprender el plano de la ilustración y su articulación con la escritura. Debajo del enlace al video encontrarás la transcripción traducida al castellano. Incluye capturas de pantalla que ayudan a seguir las descripciones del libro que Riddell realiza durante la entrevista.



Este libro es La joven durmiente y el huso, un libro que ilustré para Neil Gaiman. Creo que nunca hice un libro como este. Es un cuento de hadas para lectores más grandes. Todo aquel que ame los cuentos de hadas va a amar este libro; pero también diría que los adolescentes y  los lectores mayores pueden sacar mucho de él, porque es una clásica historia oscura de Neil Gaiman, con un giro al final.




¿Podés hablar sobre la tapa del libro?


Nunca hice una tapa como esta. Tuve la idea de telarañas que cubrían esta figura durmiente; también me gustaba la idea de un libro sin título. Entonces, al imprimir en este papel vegetal, podemos quitar el título y obtenemos un libro sin título impreso. Creo que es un concepto de cuento de hadas muy lindo. Al colocar la cubierta de vuelta sobre la joven que duerme en su habitación, la vemos casi cubierta por telarañas, y también por diez rosas de los espinos que crecían alrededor del castillo.

Fue grandioso cuando dijeron que podía hacer esto en papel vegetal, pero no encajaba para nada con los términos de producción acordados, así que me sentí bastante culpable por eso; pero no me arrepiento para nada, porque es una tapa verdaderamente atractiva.


¿Cómo decidís qué momentos de la historia ilustrar?

Uno de los mayores placeres de la ilustración de un libro es decidir el ritmo y cómo guiar al lector a través de la historia. Neil [Gaiman], como escritor, tiene un hermoso ritmo lírico. Te cuenta solo lo suficiente, tiene estos fantásticos finales sostenidos para las oraciones, donde solo te desliza hacia un hecho no dicho que pende en el aire.

Y yo quería reflejar eso en mi manera de ilustrar, así que hay lindas  escenas que nos introducen en la historia y nos permiten ver a los personajes. Este es el comienzo: los enanos atraviesan los túneles de la montaña. Esta es una escena de personajes.
Pero luego avanzamos y encontramos solo una línea, una línea que Neil escribe: «La reina se despertó temprano esa mañana». Y eso parece importante. Ella despertó temprano esa mañana, hay algo en su mente, no está del todo contenta. Está por casarse, hay un vestido de novia en los dibujos que diseñé, y en el rincón está su armadura, los vestigios de una vida anterior que ahora está por dejar atrás. Creo que al principio de la historia ella está pensando, no está del todo segura de querer pasar por esa experiencia. Y Neil hizo eso en una sola línea. Entonces, una de las cosas que quería hacer en este libro era tomar esas líneas y usarlas casi como epígrafes para las ilustraciones. De esa manera empezamos la historia.

La otra cosa que disfruto hacer es encontrar detalles secundarios. Por ejemplo, la mesera que está en el bar con su camisón, el dueño del bar con la cerveza derramada, los revestimientos, los enanos, a quienes acá les están contando sobre la enfermedad del sueño que está invadiendo el reino.



¿Cómo incluís tantos detalles en tus ilustraciones?

Cuando me siento a ilustrar un libro, de la página en la que trabajo al libro impreso hay una pequeña reducción del tamaño, cerca de un tercio del tamaño definitivo del libro. Y me gusta, porque le agrega un poco más de detalle a la  línea. Y como de todas formas a mí me gusta trabajar de manera detallada, esa reducción ayuda.

Trabajo con pincel y tinta. Un pincel muy fino que mojo en tinta y dibujo sobre las líneas de lápiz, sobre un boceto que dibujo en lápiz. Es un proceso muy relajante, muy meditativo, así que puedo sentarme y disfrutar. Por ejemplo, en esta ilustración, puedo disfrutar de la faz de la roca o de la planta del pie del troll gigante. Son momentos de meditación en los que simplemente puedo disfrutar de hacer las líneas del yeti.

Cuando vamos al asunto de la historia narrada ―y de nuevo, esto tiene que ver con el ritmo del libro―, esta es una transición. Nuestra protagonista está de viaje. Neil lo menciona en una sola línea, que van de un reino a otro por debajo de las montañas. Esa es 
una invitación, en una página doble como esta, para contar otra historia, para potenciar la experiencia de lectura, para sugerir, por ejemplo, que hay cosas como trolls gigantes en las profundidades de las cavernas. Neil nunca lo menciona, pero pensé: «¿Por qué no?». Él nos cuenta sobre este viaje, que no es un viaje fácil y que puede terminar mal. Acá vemos a los personajes cruzar un puente de piedra, muy silenciosos. Vemos a uno de los enanos que enfrenta al gigante, deseoso de pelear con alguien mucho más grande que él, mientras los otros han decidido que la precaución es un mejor camino. Y el troll durmiente tiene los ojos entreabiertos, probablemente está por quedarse dormido. Entonces, acá tenemos una transición desde un reino al otro, representada de manera puramente visual, y  luego Neil continúa contando su historia mediante sus fantásticas palabras.



¿Fue divertido dibujar la escena de la multitud?

¿Es divertido ilustrar una gran escena multitudinaria como esta? Bueno, no estoy tan seguro de la respuesta. Cuando empiezo a trabajar, me gusta graficar el libro en imágenes muy pequeñas, así tengo una idea de las secuencias que atraviesan el libro. Una escena como esta se me aparece primero como una diminuta estampilla, donde pequeños trazos representan a la multitud completa. Y pienso: «Está bárbaro, se va a ver fantástico». Pero cuando me siento a dibujarlo pienso: «¡Por Dios, hay cientos de personas en esta escena!». Y ahí empieza el proceso de completarla, de dibujar, de pensar cómo deberían ser.

Esta es la escena en donde vemos revivir una ciudad entera, en una increíble forma de hablar, porque son sonámbulos. Han estado durmiendo por años, están cubiertos por telarañas, lo que los hace más espeluznantes, y han sido animados por una inteligencia invisible. Así que todos estos sonámbulos se están acercando en sus sueños a las únicas personas que están despiertas en la ciudad, la reina y los tres enanos. Es una hermosa escena de zombis. De modo que tenía que mostrar tantos de ellos como fuera posible para dar ese sentido de drama. Lo digo otra vez: a veces, mientras se desarrolla una historia, está bien hacer una pausa y abordar los detalles; dar esa sensación de que están pasando un montón de cosas, que hay una multitud, y luego dejar que continúes el viaje.


¿Hay detalles ocultos en el libro que deberíamos buscar?

Siempre diré, cuando se trata de un libro ilustrado, que mires a través de las páginas, porque sé, como ilustrador, que una de las cosas que más disfruto es insertar detalles, subtextos visuales en todo lo que ilustro. Y podés seguir una progresión, todo puede significar algo. Es lo que pasa en La joven durmiente y el huso, todo lo que elijo tiene que atravesar el libro, tiene un significado para el libro. Así, los tres enanos llevan gorros de lata, porque son mineros y trabajan en cuevas, bajo las montañas. También tienen una prolongación que sostiene una vela, lo cual indica cuánto tiempo han estado en una expedición particular, al ver cuánto se consumió la vela. Pienso que hay muchas cosas que podés cubrir a través del vestuario, del lenguaje corporal, de detalles secundarios.

Hasta la entrada al castillo, que es impenetrable porque está rodeado de un bosque de espinos que se incrustaron y crecieron alrededor, cubriéndolo. Antes de que llegaran los personajes, la gente había intentado subir con grandes esperanzas de acceder a la habitación de esta bella princesa durmiente, pero habían perdido el pie y habían quedado ensartados entre las espinas. Ahí quedaron, aunque lentamente empezaron a subir, porque estaban atascados en unos espinos vivientes, en crecimiento. Así tenemos esta imagen increíble, con el príncipe azul muerto, incrustado entre las espinas que florecen. Esta es una imagen profundamente siniestra, pero a la vez hermosa, que nos puede hacer pensar sobre lo que Neil está tratando de hacer en la historia.


¿Cuál es tu ilustración favorita?


¿Mi ilustración favorita? Es esta: un momento, un momento en la historia. Ya pasó todo, llegamos al final, hubo un giro maravilloso y ahora la reina tiene este momento de contemplación. Está sentada debajo de un roble y piensa: «¿Qué viene después?». Y creo que muchos de nosotros tenemos esos momentos. Cambiamos, algo pasó, llegamos hasta cierto punto y pensamos: « ¿Para dónde vamos? ¿Hacia dónde vamos de desde acá?». Y esto representa ese momento de pausa.

La razón por la que disfruté de hacer esta ilustración es porque tomé elementos de la convención del cuento de hadas, en la que los árboles tienen caras, algo bastante divertido.  Acá está este árbol durmiente, ella se sienta debajo, con las rodillas recogidas, y piensa: «Bien, ¿quiero regresar a mi príncipe azul y llevar una vida doméstica o no?».  Creo que en sus pensamientos íntimos la respuesta es «No».

Y detrás de ella, porque el dorado es el segundo color, lo cual es un regalo maravilloso para un ilustrador, pude usar el dorado como telón de fondo. Así que esto tiene algo de manuscrito iluminado que disfruto.

No es la ilustración con más acción, pero es sobre lo que hemos estado hablando, sobre cómo la ilustración puede ponerle ritmo y pausas a una historia. Y este es un breve momento reflexivo antes de avanzar hacia lo que serán nuevas aventuras.


¿Tenés algún consejo para los artistas jóvenes que también quieren ilustrar historias?

Mi consejo número uno sería que lleves un diario o un cuaderno, algún tipo de anotador que tengas todo el tiempo con vos, y que te hagas el hábito de dibujar en él. Dibujar todo lo que quieras: a veces puede ser algo de la imaginación; a veces puede ser alguien sentado del otro lado,  en el tren; a veces puede ser una lista de cosas que querés hacer el próximo martes… El tema es pensar de esa manera: tener un libro en el que escribís, bocetás,  dibujás y conservás tus ideas; solo para vos, no tiene que ser un documento público, no tenés que mostrárselo a las personas. Es tu propio espacio visual para pensar. Y cuando te hagas el hábito, te vas a sorprender. Se lo he dicho a tantos estudiantes: «Empezá a hacerlo: uno, te vas a volver adicto y, dos, vas a empezar a tener ideas que nunca pensaste que ibas a tener». Es una fábrica de ideas, un generador.


Del video “Chris Riddell talks about The Sleeper and the Spindle”, publicado en The CLIP Carnegie and Kate Greenaway Awards, disponible en http://www.carnegiegreenaway.org.uk/watch.php?id=6 Última consulta 2/8/2016.

Traducción y edición: Beatriz Petersen