Chris Riddell es un artista polifacético, que se mueve muy
bien tanto en la ilustración como en el humor gráfico. En esta oportunidad, lo
rescatamos por su trabajo en La joven
durmiente y el huso, libro de Neil Gaiman que te presentamos en una entrada
anterior de este blog. Seleccioné este reportaje porque aporta información
relevante para comprender el plano de la ilustración y su articulación con la
escritura. Debajo del enlace al video encontrarás la transcripción traducida al
castellano. Incluye capturas de pantalla que ayudan a seguir las descripciones del libro que Riddell realiza durante la entrevista.
VIDEO: ENTREVISTA A CHRIS RIDDELL
Nunca hice una tapa como esta. Tuve la idea de telarañas que
cubrían esta figura durmiente; también me gustaba la idea de un libro sin
título. Entonces, al imprimir en este papel vegetal, podemos quitar el título y obtenemos un libro sin título impreso. Creo que es un concepto de cuento
de hadas muy lindo. Al colocar la cubierta de vuelta sobre la joven que duerme en su
habitación, la vemos casi cubierta por telarañas, y también por diez rosas de los
espinos que crecían alrededor del castillo.
Fue grandioso cuando dijeron que podía hacer esto en papel
vegetal, pero no encajaba para nada con los términos de producción acordados,
así que me sentí bastante culpable por eso; pero no me arrepiento para nada,
porque es una tapa verdaderamente atractiva.
¿Cómo decidís qué
momentos de la historia ilustrar?
Uno de los mayores placeres de la ilustración de un libro es
decidir el ritmo y cómo guiar al lector a través de la historia. Neil [Gaiman], como escritor, tiene un hermoso ritmo lírico.
Te cuenta solo lo suficiente, tiene estos fantásticos finales sostenidos para las
oraciones, donde solo te desliza hacia un hecho no dicho que pende en el aire.
La otra cosa que disfruto hacer es encontrar detalles
secundarios. Por ejemplo, la mesera que está en el bar con su camisón, el dueño
del bar con la cerveza derramada, los revestimientos, los enanos, a quienes acá
les están contando sobre la enfermedad del sueño que está invadiendo el reino.
¿Cómo incluís tantos
detalles en tus ilustraciones?
Cuando me siento a ilustrar un libro, de la página en la que
trabajo al libro impreso hay una pequeña reducción del tamaño, cerca de un
tercio del tamaño definitivo del libro. Y me gusta, porque le agrega un poco
más de detalle a la línea. Y como de
todas formas a mí me gusta trabajar de manera detallada, esa reducción ayuda.
¿Fue divertido
dibujar la escena de la multitud?
¿Es divertido ilustrar una gran escena multitudinaria como
esta? Bueno, no estoy tan seguro de la respuesta. Cuando empiezo a trabajar, me
gusta graficar el libro en imágenes muy pequeñas, así tengo una idea de las
secuencias que atraviesan el libro. Una escena como esta se
me aparece primero como una diminuta estampilla, donde pequeños trazos representan a la
multitud completa. Y pienso: «Está bárbaro, se va a ver fantástico».
Pero cuando me siento a dibujarlo pienso: «¡Por Dios, hay cientos de
personas en esta escena!». Y ahí empieza el proceso de completarla, de dibujar, de
pensar cómo deberían ser.
¿Hay detalles ocultos
en el libro que deberíamos buscar?
Siempre diré, cuando se trata de un libro ilustrado, que
mires a través de las páginas, porque sé, como ilustrador, que una de las cosas
que más disfruto es insertar detalles, subtextos visuales en todo lo que
ilustro. Y podés seguir una progresión, todo puede significar algo. Es lo que
pasa en La joven durmiente y el huso,
todo lo que elijo tiene que atravesar el libro, tiene un significado para el
libro. Así, los tres enanos llevan gorros de lata, porque son mineros y
trabajan en cuevas, bajo las montañas. También tienen una prolongación que
sostiene una vela, lo cual indica cuánto tiempo han estado en una expedición
particular, al ver cuánto se consumió la vela. Pienso que hay muchas cosas que
podés cubrir a través del vestuario, del lenguaje corporal, de detalles
secundarios.
¿Cuál es tu
ilustración favorita?
La razón por la que disfruté de hacer esta ilustración es porque tomé
elementos de la convención del cuento de hadas, en la que los árboles tienen
caras, algo bastante divertido. Acá está
este árbol durmiente, ella se sienta debajo, con las rodillas recogidas, y
piensa: «Bien,
¿quiero regresar a mi príncipe azul y llevar una vida doméstica o no?». Creo que en sus pensamientos íntimos la
respuesta es «No».
Y detrás de ella, porque el dorado es el segundo color, lo
cual es un regalo maravilloso para un ilustrador, pude usar el dorado como
telón de fondo. Así que esto tiene algo de manuscrito iluminado que disfruto.
No es la ilustración con más acción, pero es sobre lo que
hemos estado hablando, sobre cómo la ilustración puede ponerle ritmo y pausas a
una historia. Y este es un breve momento reflexivo antes de avanzar hacia lo
que serán nuevas aventuras.
¿Tenés algún consejo
para los artistas jóvenes que también quieren ilustrar historias?
Mi consejo número uno sería que lleves un diario o un
cuaderno, algún tipo de anotador que tengas todo el tiempo con vos, y que te
hagas el hábito de dibujar en él. Dibujar todo lo que quieras: a veces puede
ser algo de la imaginación; a veces puede ser alguien sentado del otro
lado, en el tren; a veces puede ser una
lista de cosas que querés hacer el próximo martes… El tema es pensar de esa
manera: tener un libro en el que escribís, bocetás, dibujás y conservás tus ideas; solo para vos,
no tiene que ser un documento público, no tenés que mostrárselo a las personas.
Es tu propio espacio visual para pensar. Y cuando te hagas el hábito, te vas a
sorprender. Se lo he dicho a tantos estudiantes: «Empezá a hacerlo: uno, te vas a
volver adicto y, dos, vas a empezar a tener ideas que nunca pensaste que ibas a
tener».
Es una fábrica de ideas, un generador.
Del video “Chris Riddell talks about The Sleeper and the Spindle”, publicado en The CLIP Carnegie and Kate
Greenaway Awards, disponible en http://www.carnegiegreenaway.org.uk/watch.php?id=6
Última consulta 2/8/2016.
Traducción y edición: Beatriz Petersen