viernes, 19 de octubre de 2018

Conquistar la «S», una aventura feroz: poesía narrativa con lobo


«La poesía como encantamiento» fue el título del taller que María Cristina Ramos coordinó en la X Cita Internacional de Narradores Orales de Bahía Blanca. En ese espacio realmente encantado que compartimos con Cristina, experimentamos las distintas relaciones que se pueden tejer entre la narración oral y lo poético. Para esta entrada del blog, destilo una: la poesía narrativa.



  

Incomodar la tradición



En las rondas infantiles y en los cuentos tradicionales, el lobo tiene un rol asignado; como al actor con cara de villano, casi siempre se lo convoca para representar lo ominoso, lo amenazante, la maldad oscura.


Juguemos en el bosque
mientras el lobo no está,
que si el lobo aparece
enteros nos comerá.


Sin embargo, desde hace varios años, algunos escritores se vienen preguntando: «¿Será tan así?». Pensemos, por ejemplo, en las reescrituras contemporáneas de Caperucita Roja. Para empezar a tirar de la punta del ovillo, menciono «Carta al lobo», en Oficio de palabrera, de Laura Devetach; o Habla el lobo, de Patricia Suárez… ¿Y qué más? Seguramente cada cual podrá enriquecer la lista con otros títulos.


Juguemos en el bosque
mientras el lobo no está,
que si el lobo aparece
enteros nos comerá.
¿Lobo está?


Pareciera que en este punto exacto de la ronda, María Cristina Ramos se hubiera detenido y hubiera imaginado un silencio.  Un silencio productivo.


¿Lobo está?


Si el lobo no responde ni está a la vista, lo imprevisible puede hacer de las suyas y trastocar la estructura acumulativa que, a fuerza de insistir, fijó la ronda tradicional. Creo para mí y lo comparto, que esa manera disruptiva y juguetona de leer de Cristina Ramos, ese silencio preliminar hecho en la lectura de la tradición infantil fecunda el poema narrativo ¿Dónde está?, editado por Macmillan con ilustraciones de María Wernicke.



Claroscuros de un vulnerable



A diferencia del lobo de Caperucita, este lobo toma por el camino más largo, resguardado de la mirada de los demás habitantes del bosque. El sendero largo es un trayecto de aprendizaje:


Saca del bolsillo,
en su verde cueva,
el lápiz mordido,
la carpeta nueva.

Se apoya en el árbol
y empieza a ensayar
la ele de lobo,
la eme de mar,
¿pero cómo era
la ese de sal?

(…)

Se levanta y anda
con mucho de pena;
pintado de sombra
llega hasta la escuela.
Campana de palo
en la entrada suena.


La figura del lobo feroz se expande y complejiza con esta alusión a la literatura gauchesca tan reconocible. En ella resuenan la caída del personaje de Martín Fierro, su transformación en gaucho matrero, la denuncia de la desigualdad que vuelve vulnerables a estas figuras marginales. Recuperemos la referencia en el canto «VIII» de El gaucho Martín Fierro:


Para él son los calabozos,
para él las duras prisiones;
en su boca no hay razones,
aunque la razón le sobre,
que son campanas de palo
las razones de los pobres.



Volvamos a mirar a nuestro lobo. En el poema narrativo de Cristina Ramos no hay una construcción maniquea del personaje, sino una transformación matizada y contrahegemónica, claroscuros que la ilustradora respeta, recoge y desarrolla con gran sutileza e inteligencia.


Escena escolar



¿Recuerdan cuando aprendieron a dibujar la «S»? Dometicarla representa siempre un motivo de celebración porque, como bien sabe el lobo, es la inicial que permite nombrar elementos fundamentales de la vida… Sí:


Amigas ovejas
le llevan la mano;
las letras se amansan,
esconden su rabo.

De a poquito escribe:
sapo, sopa y sal,
y hace un gran dibujo
para completar.



La ternura y el humor con que la voz poética construye al personaje del lobo feroz, la identificación empática con un proceso de aprendizaje desafiante, como es el de la escritura, se dejan intuir ya en la dedicatoria:


A los que atraviesan el bosque de la escritura
y pelean, valientemente, contra las letras difíciles.
A los que se van haciendo, poquito a poco, amigos de las palabras.



Ficha técnica





Título: ¿Dónde está?
Texto: María Cristina Ramos
Ilustraciones y proyecto visual: María Wernicke
Colección: Todos distintos
Editorial: Macmillan
Lugar: San Isidro
Año: 1.° edición, 2012






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