sábado, 11 de marzo de 2017

Desde Eduarda Mansilla hasta Anthony Browne

Sigo recorriendo la Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de La Plata. En agosto de 2016 inauguraron un rincón de literatura para niños dentro de la Sala Juvenil. Es un pequeño espacio de lectura y de préstamo que va creciendo poco a poco. Reviso los libros organizados en cajas y encuentro Voces en el parque, de Anthony Browne. Releerlo inmediatamente después de haber leído a Eduarda Mansilla me lleva a reflexionar sobre los cambios históricos en la concepción del lector infantil. ¿Qué tipo de lector presupone Voces en el parque?





Cuatro puntos de vista sobre una tarde en el parque se suceden como fragmentos de una historia. El sentido del relato no está plenamente en ninguno de ellos ni nos espera al final del libro, como una conclusión cerrada. A diferencia de los cuentos para niños que Eduarda Mansilla escribió a fines del siglo XIX, aquí no podemos esperar una linealidad narrativa que nos lleve de manera previsible hacia una moraleja aleccionadora. Voces en el parque compele a la relectura, a sumar capas de sentido que no armonizan, a construir un relato inestable, provisorio, que siempre puede ser repensado.

Con respecto al lector, en una entrevista realizada hace unos años por Cecilia Bajour y Roberto Sotelo para la revista digital Imaginaria, Browne aseguró:

El único lector que tengo en mente es el chico que era yo. Así que hago mis libros intentando lograr lo que me hubiese gustado leer cuando era chico. […] Creo que no es una buena idea tener en mente un público determinado hacia quien dirigir el trabajo. Porque al tratar de satisfacer a ese público el resultado no va a ser el mejor. Termina siendo como un ejercicio de marketing en el que probás cada producto a ver si gusta o no gusta. Tal vez sea una buena manera de sacar beneficios comerciales pero artísticamente no es lo mejor. (www.imaginaria.com.ar)

Hay saberes literarios y saberes de la cultura visual que juegan en este libro álbum de Anthony Browne, de manera que los lectores ponen en juego tanto la capacidad para indagar el texto, como la habilidad para leer la ilustración y advertir el cruce entre ambos lenguajes. La construcción de los personajes, por ejemplo, se realiza tanto a través de lo que dicen, como por los rasgos de la tipografía que caracteriza cada voz (el propio significante carga significados que perfilan un carácter), por la ilustración del personaje en sí y por la transformación del entorno natural, puesto que este parque puede pasar por las cuatro estaciones del año en una sola tarde: otoño para la madre y el niño, invierno para el padre, verano para la niña y primavera para la relación entre los chicos. 





(Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=zywvoPkEUX0)

                                 
Tal como suele ocurrir en los libros de Browne, Voces tiene varias «citas» plásticas. En la entrevista de Imaginaria que ya mencionamos, los entrevistadores le preguntaron al autor si consideraba que el desconocimiento de algunas de esas referencias constituían un impedimento o un desafío para el lector niño. Browne respondió:

Es un desafío. Yo pienso que la referencia cultural es parte de la historia que estoy contando. Ya sea que la conozca o que no la conozca, pero de alguna manera forma parte de la historia.
Si el niño no conoce la referencia cultural no tendría que importar. No importa si no conocen, por ejemplo, un cuadro que puse en el fondo de una imagen; un cuadro famoso que transformé de alguna manera. No importaría que no conozcan al autor de ese cuadro. Lo que sí tiene que hacer es ayudar a contar la historia; cualquier referencia que aparezca tiene que ayudar a contar la historia. Es fantástico cuando los niños ven en el libro una pintura que no conocen y luego la vuelven a ver en otro lado —en un museo, por ejemplo— y dicen: “¡Uy!, esta la vi en algún lado.” Esa es la maravilla.
En lo que no estoy de acuerdo es hacer un guiño de ojos al adulto —de autor-adulto a lector-adulto— de manera que el niño quede desplazado de esa relación. Algo así como decirle al adulto: “Viste, esta referencia cultural es para vos.” No es la idea. Igualmente el adulto en general no ve estas partes del libro (el trasfondo de una imagen), las pasa por alto. (www.imaginaria.com.ar)

En Voces en el parque podemos reconocer muchos rasgos de la escritura posmoderna: el desvanecimiento de una trama unificadora, la fragmentación, la suspensión del criterio único de Verdad, la multiplicidad de puntos de vistas y la coexistencia de lenguajes artísticos. Sin embargo, la disposición de los materiales narrativos (texto e imagen) nos ofrece una voz autoral que, con humor, desliza una mirada crítica sobre la sociedad contemporánea, especialmente, sobre la desigualdad social y sobre la relación entre los niños y los adultos. El final es abierto y ambiguo, pero con la cuarta voz –la de la niña– el relato coral alcanza una tonalidad esperanzadora.


Fuente citada


Bajour, Cecilia y Sotelo, Roberto,  «Dar vuelta las páginas de un libro-álbum es algo fascinante. Entrevista con Anthony Browne en Buenos Aires», en Imaginaria, N.°271, 1/6/2010. Disponible en: http://www.imaginaria.com.ar/2010/06/%E2%80%9Cdar-vuelta-las-paginas-de-un-libro-album-es-algo-fascinante-%E2%80%9D-entrevista-con-anthony-browne-en-buenos-aires/. Última consulta 10/3/2017.

Ficha

Título: Voces en el parque
Autor: Anthony Browne
Traducción: Carmen Esteva
Lugar: México
Editorial: FCE
Año: 2015, séptima reimpresión (primera edición en español: 1999)
Colección: Los Especiales de A la Orilla del Viento

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